De pronto todo parece tan injusto que buscas a culpables invisibles que paguen tu rumbo torcido.
Reclamas a Dios tu duro destino, incluso hasta tus padres pagan con creces por las tonterias que haces.
Insistes en ese maldito miedo que te aferra a irte por el mismo camino. Insistes en gastar el tiempo, en buscar a alguien que pague todo lo malo que te ha ocurrido.
No sigas manchándote el alma y ensuciando tu corazón maltratado y herido.
¿Qué fue lo que paso? ¿Quién cambio la limpieza de tu espíritu? ¿Que paso con aquel feliz y libre niño ahora eslavo del pesimismo? ¿Quién lo cambio? ¿¡Caray, quien hizo eso contigo!?
Ahora lloras de coraje, tal vez de envidia. Antes, solo lo hacías de alegría.
¡Cambia! Por Dios, cambia.
El tiempo se acaba, la noche languidece y con ella se terminará tu vida, que vio en lo bueno lo malo y acabo destruyendo lo que era tu maravillosa y única vida.
No dejes ir tu última oportunidad……
