Alberto pasó el otoño entero trabajando en su jardín. Las flores habían florecido en la primavera y se da cuenta de algunos dientes de león que crecieron y que él no había plantado.
Trató de encontrar un herbicida que sólo eliminara a los dientes de león. Un especialista le dijo que cualquier tipo de veneno terminaría matando a todas las otras flores. En la desesperación, fue a pedirle consejo al abuelo.
- Es como un matrimonio - dijo el abuelo. Junto con las cosas buenas, un poco de inconveniente siempre deberá parecerte poco.
- ¿Qué puedo hacer? - Insistió Alberto.
- Aprende a amar. A pesar de que son flores que no esperabas, siguen siendo parte del jardín.