La terapia más efectiva y más barata del planeta es la de los cinco perdones:
Perdonar a los demás, al pasado personal, al cuerpo por no ser perfecto, a nuestros padres porque así los hizo Dios, y a la vida porque así decidió Él que la viviéramos.
Esta microterapia no es un acto de virtud o de religión, es un ejercicio del sentido común, derivado de las cinco esclavitudes.
Después de haberte perdonado, aprende a hablar cuando debes hablar, y callar cuando debes callar.