Garantizar un alto nivel de alfabetización de lectura se ha convertido en una prioridad de muchos gobiernos de todo el mundo. Sin embargo, lo que a menudo se olvida es que hay más de un tipo de analfabetismo, y no todos se tratan en la educación formal.
Muchos de estos pueden ser tan debilitantes como la incapacidad para leer, pero pasan desapercibidos debido a que la comunidad en general no es consciente de su existencia.
Y tal es el caso de aquellos que son analfabetas emocionalmente. Las personas que son emocionalmente analfabetas son incapaces de comprender adecuadamente las emociones de sí mismos y de los demás.
A menudo no se dan cuenta cuando se comportan de forma errática debido a la ira o el estrés, y por lo tanto son menos propensos a reconocer y detener los comportamientos destructivos o irracionales.
Son pobres en la interpretación de las emociones de los demás y suelen atribuir el reír o llorar como intentos deliberados de molestar.
Estas personas a menudo tienen problemas para expresarse y parecen responder de manera extraña o inapropiada, incluso en algunas situaciones que ante los otros son de extrema calma.
Una persona que se ríe histéricamente al escuchar una mala noticia, a pesar de sentirse triste, puede ser emocionalmente analfabeta.
